Este fue el mensaje que nos legaron nuestros abuelos del Norte y del Sur.
Así los pueblos confundirán sus cantos y sus rituales, compartirán sus danzas, cosecharán sus frutos, otra vez conversarán con las montañas, lanzarán sus sueños a las estrellas, sonará la música de la mama pacha, en un concierto infinito a la vida y a la naturaleza.
Hemos estado esperando por Cincuenta Décadas.
La profecía Inca dice que ahora, en esta Era, Cuando el Águila del Norte y el Cóndor del Sur se unan, la Tierra se despertara. Las Águilas del Norte no pueden volar libres sin los Cóndores del Sur.
Últimamente, tú lo sabes, nosotros somos nativos, porque el mundo nativo viene de la naturaleza y nosotros todos somos parte de la Madre Naturaleza. Ella está dentro de Nosotros, y nosotros dentro de Ella. Nosotros dependemos totalmente del Sol, de la Tierra y del Agua. Nosotros somos la Evolución de la Naturaleza en físicos cuerpos humanos. Pero nosotros también tenemos espiritualidad que viene del Sol, no del sol que tú puedes ver con tus ojos, del Sol que te lleva a la otra dimensión espiritual, un Sol Dorado quemando con el fuego interno de la luz y la espiritualidad. La luz interna que nosotros los humanos emanamos desde nuestro punto más espiritual. Nosotros vinimos a la Tierra desde este Sol para tener experiencias en la Tierra, y eventualmente regresaremos al Sol.
En el principio, el Águila y el Cóndor compartían el cielo y la fuerza del viento para impulsar sus alas. Era una convivencia armoniosa como la del sol y la luna. Fuerzas extrañas a ellos los enemistaron, separándolos. Desde entonces demarcaron cada uno su territorio en el aire. Así, los pueblos que antiguamente vivían en paz y en fiesta, desconfiados se fueron separando, dejaron de conversar con los espíritus de la naturaleza y cada vez fue más difícil escuchar la música de la tierra. Dice la voz de la profecía que un día, el águila y el cóndor volverán a encontrarse, a volar juntos , curando sus heridas con las lágrimas lloradas.
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